El descenso es el resultado de una serie de malas decisiones en conjunto que, tarde o temprano, terminan en debacle. Es inevitablemente el fin de una era. Marca un antes y un después en la historia.
Como suele suceder en todo tipo de institución, cuando el problema viene desde arriba, la reconstrucción desde abajo se hace cada vez más difícil de lograr. En Douglas no será la excepción.
Cuando comenzó la temporada, se hizo bajo la dirección técnica de Sergio Lippi. Un DT que, a priori, llegaba con los fundamentos necesarios como para ilusionar a los hinchas fogoneros. 6 derrotas, 9 empates y 5 victorias fueron los números de un entrenador que más allá de los errores que tuvo, el mayor de todos terminó siendo en conjunto con los que lo trajeron: la salida a principio de una nueva temporada. Ahí radica el comienzo de la caída de un equipo que, conformado y armado por un DT, deja a la deriva de quien llegue, un plantel desconocido.
La llegada de Andrés Guglielminpietro parecía a simple vista no ser la solución lógica. Un entrenador que no coincidía para nada con la idea de juego del anterior DT, llega al club para un nuevo ciclo. Resistido por gran parte del público, debuta con un escandaloso 5-1 en Gualeguaychú vs Juventud Unida. No sólo eso, sino que continuó con una derrota paupérrima en Lomas vs Los Andes sin siquiera haber pateado una vez al arco.
La tardía salida del ex entrenador de Chicago, culminó con 12 puntos sacados en 13 fechas. Números que hablan por sí solos, sabiendo que prácticamente y de manera indeclinable, se sabía que el rojo y negro pelearía el descenso hasta la última fecha.
La tardía salida del ex entrenador de Chicago, culminó con 12 puntos sacados en 13 fechas. Números que hablan por sí solos, sabiendo que prácticamente y de manera indeclinable, se sabía que el rojo y negro pelearía el descenso hasta la última fecha.
Mauricio Levato llegó como el encargado de levantar a este equipo. Anímicamente caído, pero aún con esperanzas. La figura de un idolo del club dejaría al descubierto a un equipo que ya no buscaba siquiera encontrar un estilo de juego, sino conseguir puntos a como de lugar.
Una victoria en Santiago del Estero encendía una luz en el camino, hacía sentir que mientras habia vida, había esperanzas. Esperanzas que se acrecentaron con una sufrida victoria de local vs Boca Unidos.
"La que viene será una final" se escuchaba en cada rincón de Pergamino cada semana. Las finales se ganan, como sea, pero se ganan. No alcanzan con merecerlas, con haber llegado más que el rival, con algún fallo arbitral, etc.
Una victoria en Santiago del Estero encendía una luz en el camino, hacía sentir que mientras habia vida, había esperanzas. Esperanzas que se acrecentaron con una sufrida victoria de local vs Boca Unidos.
"La que viene será una final" se escuchaba en cada rincón de Pergamino cada semana. Las finales se ganan, como sea, pero se ganan. No alcanzan con merecerlas, con haber llegado más que el rival, con algún fallo arbitral, etc.
Luego de sacar 2 puntos de 9 posibles y una fecha antes de culminar el interminable torneo de 46 fechas, Douglas Haig, desciende de categoría. No lo hace hoy, porque un descenso no se logra en un año, sino luego de haber tirado por la borda la gran campaña de Felipe De la Riva que en números, termina siendo de las mejores en décadas.
A todos estos datos futbolísticos y numéricos, hay que sumarle la desestabilización estructural que significa la salida de un presidente por la puerta de atrás, y la increíble incertidumbre que atravesó el club al pasar una Asamblea sin siquiera haberse presentado ¡ni una sola lista!
Los hinchas genuinos que siempre estuvieron, con frió, sol, lluvia, sin importar el resultado, son los que merecen una explicación de los responsables. Pergamino pierde una plaza vital dentro del fútbol argentino por una lucha de egos, esa que el único perjudicado termina siendo el hincha que llora, sufre y festeja. Ése que no entiende de esas palabras que dicen que ésto "es sólo fútbol".
Todo esto lo escribo desde el lado "profesional", he tenido la oportunidad de estar en el 90% de los partidos de este torneo y se muy bien lo que hoy pasa por la cabeza del hincha. No me comparo porque sería una falta de respeto hacerlo, aquel que ha vivido desde que nació todo esto, pero aún así quería expresar, con algunos fundamentos, la sensación y bronca que uno siente al ver a un club tan grande como Douglas en la situación en la que está.
El fogonero volverá algún día, pero para ello deberá trabajar y mucho. Hacer borrón y cuenta nueva, sacarse de encima a mucha gente que poco hace para mejorar el club (sino todo lo contrario), y soñar con que algún día se vuelva a estar en una categoría que hoy por hoy, le dice adiós después de cinco años..
Nicolás Reyes
(@_NicolasReyes)
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