En Alta Córdoba, Ferro cayó feo contra Instituto y pierde otra chance importante de seguir prendido en la lucha por el segundo ascenso.
El partido de hoy era clave para Oeste, que ya conocía la victoria de Brown y Chacarita y necesitaba imperiosamente de un triunfo para seguir prendido en los puestos expectantes. Pero Ferro, además de vencer a Instituto, tenía que ganarle a su peor enemigo: Su desempeño fuera de Caballito. Es que el Verde sufre de visitante, donde solamente logró sacar 16 puntos de los 51 puntos en juego, producto de dos victorias y 10 empates.
En el arraque, el Verde era el que más proponía, agarrando distraído a Instituto y robándole la pelota desde el comienzo. Tocando la pelota, con paciencia y buen ritmo, aprovechando la velocidad de Luján, Ferro era el protagonista, que movía el balón y se adueñaba de la mitad de la cancha. Affranchino hacía buena dupla con Alderete y La Gloria no podía encontrarle la vuelta a la presión alta que le proponía el visitante. Ojeda era punzante por izquierda, Castillejos estaba movedizo por todo el frente de ataque y Oeste era un equipo peligroso. El equipo cordobés, mientras tanto, parecía resignado a esperar replegado y meter una contra. Esa era la tónica del juego, porque Ferro mandaba e Instituto intentaba sorprender con alguna corrida rápida. El partido era parejo, con el dominio sostenido del visitante y un equipo local que se acomodaba al papel que le quedaba disponible. Y también se repartían situaciones, porque Ferro atacaba con mucha gente y dejaba grandes huecos, especialmente por izquierda, por la subida constante de Bay. Instituto tuvo la más clara con el cabezazo de Gotti, pero Bailo metió un atajadón de otro partido y mantuvo el cero en su arco. En la última del primer tiempo lo tuvo Castillejos en un mano a mano, pero el arquero local también se lució ante el ex Central. Oeste se iba al descanso con la esperanza de poder lograr capitalizar el dominio de pelota y así sacarle una ventaja al parejo partido en el Presidente Perón.
Pero en el complemento todo cambió. Porque Ferro arrancó dormido, le regaló el protagonismo a Instituto y lo pagó carísimo. Gracias a esa displicencia, La Gloria agarraba la manija del partido, con su número 10 Rosales y con las buenas intervenciones también de Mainero por la derecha. El local era mucho mejor y no perdió el tiempo, ya que promediando el cuarto de hora, capitalizó la pasividad defensiva visitante: Rosales se escapó por derecha, tiró el centro y Gotti, totalmente solo, cabeceó al gol. Y pese al sacudón, no reaccionó Oeste, que a los 5 minutos sintió el segundo y definitivo golpe de KO: Error grosero de Barsottini, le quedó al ingresado Orfano y el 16 la colgó de un ángulo, pese a la rápida reacción de Bailo. Partido 2 a 0 y la historia estaba terminada. Broggi quiso mover el banco pero pecó de mezquino y sus variantes puesto por puesto no cambiaron la tónica del encuentro. Y para colmo, sacó de la cancha a Luján, el más interesante de los visitantes. De ahí al final del encuentro solo quedó lugar para que Instituto justificara la victoria, tocara la pelota e incluso tuviera alguna situación de gol más, que no supo convertir. Enfrente, quedaba un Ferro resignado, sin conexión entre sus líneas y dependiendo solamente de la rebeldía de Ojeda por la izquierda. Oeste era una lágrima: Alderete llegaba siempre tarde, Fornari perdía todas y Affranchino erraba todos los pases. Todo demasiado malo para torcer una historia que ya estaba cerrada. El final del encuentro llegó como un desahogo para los de Verde, que ya sufría el partido y especialmente el resultado.
Ferro se vuelve de Córdoba con una dura derrota, que llena de dudas de cara a lo que viene y que lo aleja de los primeros puestos. Oeste jugó un partido al medio: Luego de un buen primer tiempo que lo tuvo como dominador, en el complemento se olvidó de todo y pagó muy caro las distracciones. El próximo viernes tiene su última chance, cuando reciba como local a Chacarita, otro de los candidatos al segundo ascenso.
Foto gentileza: Ferro Oficial (@FerroOficial)
Pablo Rangugni
(@pablodeverde)
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